Microrrelato inspirado en el recuerdo...
El
verano se marchaba dejando que la humedad del otoño cayera sobre la plaza, con
la atmósfera y la rutina de siempre; pues allí se juntaban los mismos que de
costumbre; y él, casi nunca faltaba.
Era
como un ser flotante e inseguro en medio de aquella plaza; pues cuando el
cerebro se desplaza más allá del tiempo y del espacio, la mente se oscurece. Ya
no tenía ideas propias ni casi recuerdos. Aquel señor de semblante dulce, era
mi abuelo; pero pensé que podía ser otro cualquiera.
Y
observé su mundo adentrándome en él, para descubrir que todo es posible si
existe voluntad y amor. Que hay olas grandes que nos alcanzan e invaden, pero
que luego pasan y se vuelven parte del mar, otra vez en calma. Y ese mar era
bonito.
Me
acerqué a él seducida por su esencia, y sonreí.
Quizás, fue para siempre.
Es muy bonito,me quedo con ganas de leer más,tienes mucha sensibilidad.Felicidades.
ResponderEliminarMe alegro de volver a encontrarte en este comentario que has puesto en mi blog. Gracias por leerme y espero que sigas disfrutando de mis relatos.
EliminarBesos y abrazos.
Hola Ana, me encantan todos tus relatos y todas esas reflexiones de los detalles que damos por sentados, que por el ajetreo cotidiano no paramos a pensar. Se nota que disfrutas de cada momento y eso lo transmites en la lectura.
ResponderEliminarUn beso fuerte,
Marisa
Gracias Marisa por poner este comentario tan reflexivo. Estoy encantada de tener lectores como tú... que me dejan un sabor muy dulce que me motiva a seguir regalando mis palbras.
EliminarBesos y espero poder verte pronto.
Como si de un cuadro se tratara, leo este relato como un boceto, como un diseño: unas palabras sugerentes que invitan a sentir y a dar sentido con mucha fuerza, cuando parece que el sentido empieza a perderse. Paradoja y toda una filosofía.
ResponderEliminarMe ha encantado recibir este comentario, Melisa. Es precioso. Gracias a ti por seguir leyendo cada uno de los "bocetos" llenos de palabras sugerentes.
ResponderEliminarBesos.
Te espero.
Es cierto que la vida es un vaiven. Y mucho de pende de cada uno que todo siga adelante, con sus encantos y desvarios. Bonita y tierna reflexion. Enhorabuena. TV.
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