Las agujas de un reloj marcaron tan solo el tiempo que se había
desvanecido tras el silencio. Un silencio que, poco a poco, recobró la vida…
Tal vez, fue la
emoción de aquel momento la que cautivó su atención o, simplemente, fueron las
palabras escapadas de los libros. Y ellas, soñadoras quizás, fantasearan ser
cual personaje de una historia; puede que, también, el animalito de unos versos
acompasados con su moraleja. Alguna, prefiriendo mejor, la bailarina de un relato
susurrado al oído. Otras, la mariposa que despliega sus alas para volar al
viento y contarle un cuento. O la hoja que cae rendida a los pies del árbol y
se queda allí, muda y callada sin decir nada. Y pasa la lluvia para besarla
despacio con sus gotitas de agua; y llega la brisa para acariciarla sin prisa. Pero
entonces, sale el sol y con sus rayos de oro la cambia el color…
¡Qué bello imaginar!
¡Qué bonito crear!
¡Qué hermoso leer para sentir y vibrar!
Porque todo es, sencillamente, soñar.
Dedicado al Club de Lectura
Fácil “Las Soñadoras”.
CECAP Servicio de Capacitación
Ana María Chiquito Román