Soplé
bajo los troncos tortuosos de corteza fuerte y protectora que me daban sombra,
con sus grandes hojas, coriáceas y de superficie cerosa. Tumbado, observaba el
cielo límpido y azul. Empecé a pensar, quizás imaginé…; y las hojas en forma de
roseta parecían acariciarme osciladas por la brisa del viento.
Quiero coger un lápiz y aprender a
escribir para tener un futuro en el que existir. Necesito saber leer para
entender el mundo y poder compartir. Deseo encontrar la paz y alejar el sufrimiento
que me ha tocado de lleno; subsistir para poder vivir…
Porque he perdido, la brújula de mi
vida ha dejado de apuntar al norte con su aguja de esperanza…
El
mar me susurra en el ocaso. Ahora está en calma, nostálgico en sus olas
vencidas de sal. Esparció sus algas y voló, dejando su furia tras el eco de mi cansada
voz.
Y
me habla bajito, silente, relatando sus grandes y pequeñas historias…
De
aquel navío que desplegó sus velas en busca del horizonte, sin rumbo. Buscando
una vida mejor en un trocito de aire, dando un paso por delante, superando
naufragios y severas tormentas. Y me cuenta más…
En
la noche, se escucha un canto…
Es
el del mar que me canturrea sus nanas para acunarme en su paz. Ha dejado de
arrastrarme, de vapulearme violento en su envoltura fría y salobre. De azotarme
con sus erizadas puntas que me ahogaban sucumbiendo a su rabia, a sus embates
de desamor.
Un
día más, y el mar me consuela porque estoy solo; ni siquiera me llega la voz de
mi lejana tierra, tan distante ya, tan quimérica y etérea. Se me borra su
querencia entre las nubes que me miran lejanas, ajenas a mi desventura.
Algodonosas surcan el cielo y se van de mí, perdiéndose entre el graznido de
las gaviotas; como mi propia historia que se desvanece junto con mi identidad.
La
brisa me escupe arena dorada enredada de algas. Parece mentira, pero ya pasó.
Ya no hay miedo. Mi mar voló de nuevo bajo la mirada de blancas gaviotas… y me
dijo adiós.
Respiro.
Suspiro.
Y el mar es testigo de que estoy vivo…
Es muy gratificante ver y leer como conjugas las palabras de manera que su lectura te absorben y crean un sentido de soledad y esperanza. Precioso
ResponderEliminarPrecioso Ana Sigue escribiendo para llenar nuestras vidas con relatos que nos transportan a tierras lejanas o cercanas Según como Soñemos Besos mi chica
ResponderEliminarQue bonito Ana! Que forma tan bonita de ayudar a soñar o revivir los sueños que se habían quedado en el interior de nuestro yo más profundo. No dejes de ser cono eres y quien eres. Un abrazo preciosa
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