sábado, 16 de julio de 2016

El espectador del viento

Microrrelato seleccionado por el jurado para su publicación en la Antología "Recuerdos" de la editorial Letras con Arte.

Una neblina tímida y espesa se desdibujaba entre las farolas del parque. Ya casi no daban luz, pues parecían morir lentamente y sin compasión. Mateo permanecía aún recostado sobre un desvencijado banco que había encontrado como compañero de noche. Se pasó la mano por el rostro sintiendo su piel como papel; arrugada y áspera, al igual que las hojas esparcidas por el suelo. El desaliento había hecho morada en su alma, haciendo que todavía dudase de la fragilidad de la vida; era como si su interior fuera un nido enredado de pajas, malhumoradas y amargas, que tan solo servían para confundirse aún más sin ninguna caridad. Hacía frío y el viento se quejaba, haciendo que la humedad se acoplara en el ambiente como recién sacada de un paisaje invernal. Con esfuerzo metió una de sus manos, ya medio congelada, en uno de los bolsillos de su escaso abrigo. Palpó el interior como si buscase algo, quizás la esperanza. Notó una cosa pequeña, diminuta, casi imperceptible. Trató de agarrarla con fuerza para que no se escapara, y la sacó despacio pero con acierto. Resultó ser una simple lenteja.

Amanecía, deprisa o despacio, no lo pensaba…y la ilusión regresó de nuevo al imaginar que hoy, tal vez, comería lentejas en el albergue de la esquina. Y recordó, de pronto y sin aviso, aquel sabor casero al puchero que su madre le ponía sobre la mesa. Entonces, tropezó con una conmovedora imagen en su cabeza: cuando de niño, se ponía junto a ella contando las lentejas que después, durante toda la noche, se mantendrían en remojo; y aprendía a sumar tarareando cancioncillas infantiles que se enseñaban en la escuela. Y la vida era otra; tan diferente que, solamente aquel recuerdo de antaño, le hizo llorar sobre el desvencijado banco tan triste, tan frío. Ambos, solitarios espectadores de los recuerdos; de los momentos sublimes cargados de sensaciones, que volvían una y otra vez a su mente.

Y vio la luz del amanecer que sonreía para él y para el parque; haciendo que la neblina se perdiera, poco a poco, en el olvido de una claridad de tonos azules. Observó aquella simple lenteja sobre la palma de su mano, y decidió devolverla a su lugar de origen: su ajado bolsillo del abrigo.

Entonces, contempló de nuevo el cielo y todo…
Ahora, hasta la queja del viento, parecía más bonita que nunca.



21 comentarios:

  1. hola Ana, me ha gustado también. gracias por compartir tus relatos conmigo. Aún tengo pendientes de leer trabajos tuyos... me falta tiempo,pero los leeré.

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    1. Gracias a ti por seguir leyendo cada uno de mis relatos. Un placer tener lectores como tú. Ya sabes que puedes escribir lo que tú quieras respecto a mis relatos, me encanta recibir tus comentarios.
      Un saludo.

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  2. Me ha erizado la piel de tanta emoción. Lleno de lirismo y nostalgia. Triste y esperanzador a la vez. Felicidades.

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    1. Gracias Dolors por este sincero y emotivo comentario. Te agradezco tu labor por el mundo de las letras.
      Un saludo.

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  3. Fantástica y muy real inmersión en el terrorífico,profundo sentimiento de soledad,de que ya todo acabó y no queda donde ir;ni fuera,físicamente,ni dentro de uno mismo.Sólo queda el permanecer,vete a saber para que,sólo,esperando,pensando en la subsistencia inmediata,para así no tener presente en la mente,al menos con tanta intensidad,el muy doloroso y la mayoría de veces insoportable,sentimiento de abandono por parte de los demás,con la culpa y profunda soledad que ello implica.Gracias por tu sensibilidad y valentía de entrar a mostrar,demostrar,que todos,de una u otra forma,somos los responsables,sea por activa o por pasiva,de las miserias de nuestra sociedad,planeta:A lo que nunca quetremos,o no nos atrevemos,a mirar a la cara,como haces tú.Eres muy valiente.Felicidades,enhorabuena y gracias.

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    1. Para este lector y su comentario tan profundo y bien pensado sobre mi relato, van las gracias por leerme. A usted le doy yo las gracias por sus palabras de reconocimiento hacia mi escritura que, en realidad es, como bien dice sentimientos expresados al observar la vida, lo cotidiano, las personas... o la profunda soledad y el abandono que ello implica; intentando al mismo tiempo sacar de todo, algo positivo.
      De nuevo, mi más sincero agradecimiento por su comentario que me ha encantado.
      Un saludo.

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  4. Una muy conseguida y real descripción de el abandono,soledad y profundo sufrimiento en el que podemos caer,y lo más difícil es admitir cuantas cosas somos capaces de hacer para huir,no sentir el profundo dolor y angustia a la que,como personas,nos podemos sentir obligadas a vivenciar;que todos somos,de una forma u otra,por activa o por pasiva,responsables,o coresponsables,de las profundas injusticias y miserias,crueldades,que,lamentablemente,parecen inherentes a la condición humana.Gracias por tu valentía;de mostrarnos,poética pero también muy realmente,lo evidente.Desde tiempos inmemoriales.Saludos.

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  5. Una vez más me has emocionado con tu relato lleno de sentimiento y q nos hacen reflexionar y darnos cuenta de lo afortunados q somos. Muchas gracias amiga mía.

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    1. Para este anónimo van mis gracias por este comentario tan breve y, a la vez, tan sincero. Espero que me siga leyendo.
      Saludos...

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  6. Ana, lo que escribes es como un buena acuarela, su encanto y al mismo tiempo su dificultad esta´en la sencillez. Muy bonito

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  7. De nuevo, las gracias por este sincero comentario. Precisamente, en lo sencillo se puede encontrar algo grande.
    Un saludo,

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  8. Precioso relato, lleno de nostalgia y sentimientos...como casi siempre que la niñez vuelve a nosotros. Cómo algo tan pequeño puede encerrar tan gran belleza. Gracias por compartirlo.

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    1. Gracias Nina por escribir esta bonita reflexión sobre la niñez que vuelve a nosotros; es bonito recordarla.
      Un saludo.

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  9. Ana, sobre este relato, créeme, no se me ocurre mejor titular que "la grandeza de lo insignificante". El sinfín de evocaciones, de valores y de sentimientos que has sabido sacar está fuera de toda duda. Y me fijo especialmente en las evocaciones, quizá porque aparecen de manera habitual en tus microrrelatos, y por sus connotaciones de ternura y de añoranza.

    Una vez más me ha gustado mucho leer estos escritos que te mueven a escenarios especiales.

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    1. Hola Melisa: me ha gustado mucho tu reflexión sobre "El espectador del viento". Cierto, las evocaciones, los valores y los sentimientos no suelen faltar en mis pequeños relatos. Y, como bien expresas, definen la añoranza de muchos momentos de nuestra vida.
      Te doy las gracias por ser una fiel lectora de cada uno de mis relatos.
      Besos.

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  10. Hola Ana María:Coincido con el resto de lectores en opinar que la belleza está en la sencillez. Lo cotidiano es la más grande de las fuentes de inspiración y la menos apreciada, aunque sea la única capaz de arrancar sentimientos reales del lector, que en su mayoría empatiza con la situación narrada,precisamente por ser tan cotidiana.

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  11. Agradezco a Sixto de la Llave, un escritor reconocido, su comentario sobre mi relato; que la belleza está en la sencillez y que lo cotidiano es la más grande fuente de inspiración; así es para mí.
    Gracias, por leerme.

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  12. Me has dejado sin palabras, ¿S¡sabía que el colornaranja es el color de la inspiració? Me han encantado, sencillemente grandes. Yo también guardo un gran recuerdo de una mujer digan humillada por la enfermedad del olvido. En mo blog no esperes cosas tan bellas com en eltuyo. Gracias.

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  13. Algo he hecho mal al publicar mi comentario, me parece precioso, el mío nada tiene que ver con el tuyo, es bellísimo.¿Sabía que el color naranja, es el color de la inspiración? De mí huyó hace tiempo

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  14. Agradezco tus comentarios sobre mis relatos y el color naranja que está muy presente en el microrrelato "A través del cristal". Y no sabía que era el color de la inspiración...
    Decir que mi blog está lleno de bellas palabras es para mí un honor.
    Gracias por leerme.
    Un saludo.

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  15. Hola Ana:
    Este ha sido el primero de tus relatos que me he leído. Sí, ese recuerdo de su madre es enternecedor más aún en medio de la soledad y la melancolía que destila el relato.
    A ver si encuentro tiempo para leerme alguno más.
    Por cierto, respecto a algo que me dijiste ayer cuando nos vimos de casualidad, me gustaría preguntarte algo más. Si quieres; me ayudarías.
    Saludillos, :).

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