Microrrelato que obtuvo 2º Accésit en el concurso de Relato Breve "Tono Escobedo"; categoría Generosidad.
Hoy es domingo. Me levanto sin prisa y con una sonrisa; tranquila y aún un poco dormida me recreo a través de la ventana. Unas nubes viajeras me saludan al tiempo que mis ojos se posan en el frondoso castaño que hay en la plaza. Un viejo músico se cobija bajo sus ramas. Seguramente, amenizará mi mañana con palabras que de amor hablan… Melodías paso a paso aprendidas y puede que atesoradas en su memoria para ahora ser destapadas al viento; al afecto o el desamor de quién las escuche.
Me conmueve la imagen
que observo desde mi ventana, tan improvisada quizás, puede que cándida y
natural. Entonces, de repente y sin pensarlo dos veces, desaparezco en silencio
sin hacer mucho ruido. Distraída y de puntillas me dejo enredar por unos
alocados sentimientos que me conquistan sin todavía saber si obtendrán
victoria. Nada puede eclipsar lo que siento en este momento.
Minutos después, estoy
a su lado bajo la sombra fresca del espeso castaño. Nuestras miradas confluyen
sin distinciones ni soledades. Le pongo en sus manos una humeante taza y él me
regala baladas que de amor hablan…
Unos tarareos frágiles,
pero con regusto a café caliente.
Bonito relato. Transmites mucha emoción en tu forma de escribir
ResponderEliminarGracias a ti, Mercedes por leerme y escribir tu reflexión sobre mi relato. Me encanta que te emocione...
EliminarBesos.