lunes, 22 de febrero de 2016

Agua y sal



Miré. Observé. Esperé. La emoción del momento era inevitable.
Al tiempo, recordé nuestro querer.
Paseábamos cada tarde bajo los árboles. Las hojas de otoño nos acariciaban al paso. Tus palabras inundaban páginas blancas esparcidas en mi memoria. Tu risa salada surcaba las entrañas de mi alma. Tus profundos ojos eran el mar que yo buscaba y, cuando ese mar me hallaba, las aguas de tu mirada me mecían como olas de plata. Entonces, soñaba con versos, versos de agua y sal hasta que despertaba en la cálida arena de tu piel dorada.”
Un instante.
Te vi.
Regresaste a mí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado alguno de mis relatos, puedes dejarme un comentario. Estaré encantada de leerlo.