jueves, 10 de marzo de 2016

Metamorfosis del corazón

En la espesura inquietante del corazón, se escuchaba una voz lejana, la pasión...  No camines sola, no cantes a la luna; mujer que fuiste creada bajo diferente cultura. No pretendas buscar nada. Ni viajes ni elijas, no estudies ni trabajes... no quieras ir sobre alas en busca de un horizonte que no va a ninguna parte. Ni soñar te es posible porque todo te lo prohíben, no esperes ir más allá de lo que consideran límite. Quieres siempre pensar que el mundo es diferente, que la ética en particular también te corresponde. Sólo buscas libertad que nadie pretende darte, sólo quieres desear que alguien pueda amarte.
            En el mutismo, las nubes. Paseando entre ellas la suave vocecilla pululaba y en el silencio de la noche canturreaba...  ¿Dónde estás, mujer...? Estoy aquí. Donde las ilusiones viven, donde la esperanza nace. Donde el alma se viste de mí misma como ser que existe; donde el amor no muere pues mi candor lo alienta. ¿Dónde habitas, mujer...?  Aquí, en un lugar... donde aún bajo el yugo humano mi frágil vida no quiebra. Donde todavía corren mis lágrimas en libertad. Donde mis pensamientos vuelan a través de la soledad. Donde mi corazón renace en un mar de fragilidad.
            Pero el eco de aquella voz era más profundo y melancólico. Susurraba errante en su interior, suspiraba, resurgía como flor que anhela reverdecer con el sol y escuchaba con dolor...
La mujer sentía... Podrán mis ojos nublarse por lluvia de lágrimas finas, podrá mi rostro apagarse por su lento caminar heridas. Podrá mi corazón ahogarse por el viento gélido que lo mece... Podrá mi alma estremecerse en unos brazos abiertos y quizás confundirse acurrucada en recuerdos; pero mi espíritu quieto, lo ignoto de todo mi ser, nunca con el paso podrá liviano desvanecerse en un espacio inexistente.
                        Y de nuevo la nostalgia, aquella VOZ latía y la decía: “Podrán los pájaros volar por el añil del cielo, podrán los besos curar las heridas de tu pecho, sobre el tiempo y el espacio sin renunciar al mar, ni al viento. Buscaré el sendero que me lleve hacia el regalo de tus besos y te soñaré cerrados los ojos, so pena de abrirlos y no verte; Mujer que eres y existes y en mi pensamiento constante subsistes”.-

                                                                                              

6 comentarios:

  1. Florencio Amaya Amaya10 de marzo de 2016, 19:00

    Muy cerca del suelo, con los pies en la tierra. Para pensar en deseos, esperanzas e ilusiones que a veces no llegan.

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    1. ¡Muchas gracias por seguir leyéndome! Para mí es un regalo esta bonita reflexión de mi relato.
      Un saludo.

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  2. Que bonito leer en un estilo ya perdido. Igual que antiguo es todo un arte. Un tema que subyuga. Enhorabuena!! TV.

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    1. Precioso comentario de mi relato. Agradezco la valoración de mi estilo que, como bien dice, es un estilo ya perdido. Me encanta saber que el tema subyuga.
      Para TV, BESOS Y ABRAZOS.

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  3. Muy bonito...y profundo..me encanta Ana

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    1. Gracias, querida Sara por tu comentario. Me alegro que mi relato te haya encantado.
      BESOS Y ABRAZOS.

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